“Nos convertimos en lo que pensamos.”
Earl Nightingale fue un estadounidense de la radio con personalidad, escritor, orador y autor respetado, que trató principalmente sobre los temas de desarrollo humano del carácter, motivación, excelencia y existencia significativa.
Nos educaron para ser supervisados
Basta que hagas memoria para recordar que detrás de cada tarea estaba un maestro, nuestros padres, un tutor, alguien que nos recordara que debíamos hacer las cosas y que las debíamos hacer bien. Sin embargo, esa educación nos acostumbró a no ser disciplinados con nuestros objetivos, a no tener compromiso con nosotros mismos, si no más bien a esperar que alguien nos dijera qué es o qué era lo que teníamos que hacer.
La historia nos ha enseñado que la calidad ha existido desde los tiempos más remotos. Si bien, el control de calidad nace para supervisar que cada producto o servicio cumpla con las especificaciones, el hombre ha usado este término como el principio universal de la mejora continua.
Frederick Winslow Taylor fue un ingeniero industrial y economista estadounidense, considerado el padre de la Administración Científica. En sus primeros estudios se enfocó en determinar científicamente el concepto de estandarización y con ello crear una teoría universal acerca de que todo trabajador es responsable de planear y ejecutar correctamente sus labores.
Frederick planteaba que los trabajadores por ser los encargados y responsables de la producción, sabían mejor que nadie cómo hacer las cosas. Por consiguiente, los gerentes de mayor experiencia dejaban a cargo de sus trabajadores el reto de solucionar de mejor forma cómo hacer las cosas así como desarrollar la manera más económica de hacerla. Desafortunadamente en la actualidad todo parece que la manera en que nos educaron cambió permanentemente este concepto. Hoy en día los procesos resuelven cómo es que se deben hacerse las tareas y los supervisores auditan y evalúan sí la ejecución está correctamente concebida.
¿Qué pasa si hoy en día no tenemos una supervisión qué nos diga cómo hacer las cosas y de asegurar que las hagamos bien? El rendimiento baja. Si no tenemos quien nos diga cómo hacer las cosas y de vigilar que las hagamos bien, nuestro rendimiento baja.
¿Estructura o supervisión?
La mejor estructura no garantizará los resultados ni el rendimiento. Pero la estructura equivocada es una garantía de fracaso.
Peter Drucker fue consultor y profesor de negocios, tratadista austriaco, y abogado de carrera, considerado el mayor filósofo de la administración (también conocida como management) del siglo XX.
Aplica los siguientes principios y podrás fomentar la responsabilidad en cada uno de tus empleados.
Toda organización que tiene éxito, en su mayoría cuenta con una estructura de responsabilidad que hace que cada persona, sepa lo que tiene que hacer y además sabe cómo hacerlo bien.
Primer principio: Simple y claro.
Tómate el tiempo de hacer un diagrama de flujo de cada operación, posteriormente revísalo con los responsables de su ejecución. Te vas a sorprender cómo mejoras los resultados cuando compartes la responsabilidad entre tus equipos de trabajo.
Segundo principio: Define el objetivo de cada puesto.
Al menos 6 de cada 10 empleados no conocen el objetivo de su puesto, lo que resta efectividad a las evaluaciones; por ende, se tiene que definir el perfil de cada persona y el objetivo de su puesto y cómo éste contribuirá al cumplimiento de las metas generales de la organización.
Tercer principio: Evalúa al menos cada seis meses.
Está demostrado que si una persona no es evaluada no hará consciencia acerca de hacer bien las cosas. Las evaluaciones fomentan que cada empleado visualice lo que se espera de él y cómo él necesita desarrollar las actitudes y aptitudes para cumplir a satisfacción lo que se espera de él.
Cuarto principio: Homogeneidad en la comunicación
¿Por qué tenemos la creencia de que sólo los ejecutivos deben saber la misión de la empresa? El principio de homogeneidad dicta que si todos saben la misma información, si todos comparten los objetivos individuales de cada uno y cómo fue su evaluación, se despertará la consciencia colectiva y con ello se elevará el grado de responsabilidad de lo que se espera en lo individual y del trabajo en equipo.
Quinto principio: La confianza individual
Nadie podrá confiar en ti si tú no confías en ti mismo. Calificar para cumplir con lo señalado en un descriptivo de puesto solo es el principio. Tener la actitud para cumplir con las metas es la prioridad. Estamos en la era del conocimiento, en la que todo tipo de información está disponible. El reto, es emplear efectivamente esa información para conducir a resultados esperados.
La necesidad de supervisar a una persona o un departamento es una señal que la estructura de operación es débil o que los objetivos y metas no están claros. Un sistema de gestión de calidad, busca dar claridad para que cada persona entienda cuál es su objetivo, responsabilidades y tareas. Si esto está claro su desempeño solo requerirá de una evaluación para retroalimentar dónde hay que mejorar.
Lleva a cabo la planeación estratégica para que en tu empresa el desempeño individual sea la semilla de tu éxito empresarial.
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