“Todas las épocas decadentes son subjetivas y por el contrario, todas las épocas de progreso son objetivas.”
Johann Wolfgang von Goethe, poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán, contribuyente fundamental del Romanticismo, movimiento al que influyó profundamente.
Durante más de 10 años de trabajo con gente de empresas y entidades de gobierno, en cursos y en equipos deportivos, he estado en contacto con diferentes personas que saben lo que quieren lograr, pero han terminado lejos de esa meta, con una profunda incongruencia y efectos personales. Este tipo de sentimiento es más común de lo que parece. ¿Te suena?
“Una vez que termine la universidad, trabajaré en lo que siempre he soñado. Para esto me he preparado mucho. Tengo planeado ingresar a una de las empresas de mayor éxito y sé que con ellos mi crecimiento laboral será muy satisfactorio. Podré cumplir mis sueños”
“Mi hija no será empleada. Ella tiene planes de iniciar su propio negocio. Ya está trabajando en ello y por lo que he visto, sabe lo que hace y sabe lo que quiere. Se reúne con un grupo de amigos que le ayudan y varios de ellos ya se interesaron en colaborar. Es inteligente y desde chiquita siempre ha logrado lo que se ha propuesto”
“Llevo trabajando en esta industria toda mi vida y ya es tiempo de independizarme. Tengo planeado hacer una fuerte inversión en productos que voy a traer de China. Ya tengo clientes que me aseguran trabajar conmigo si hago mi propio negocio. No hay forma que algo salga mal. Tengo a la gente esperando me independice y cada uno trabajará y crecerá conmigo. Tengo todo bien estudiado y este año será mi año”
Yo mismo he sido testigo que podemos saber qué queremos, a dónde queremos llegar, pero a falta de claridad en los objetivos tanto individuales como colectivos, terminamos por destruir los más grandes sueños.
“Nadie hace lo que tiene que hacer”, es una frase que te aseguro cuestionas mucho. No bastará decirlo, no bastará presionarlos, si no está claro el objetivo y no comprenden profundamente las responsabilidades que les corresponden por ese objetivo, su desempeño no será el correcto.
Básicamente, nuestro desempeño se alinea con la capacidad de entender el objetivo. Un objetivo es el fin específico al que se dirige una acción o sumatorio de acciones. Se dice que después de que una persona, equipo de trabajo o una organización de varios equipos, identifican con claridad un objetivo y comprenden la importancia de cumplirlo, serán capaces de vislumbrar y registrar las acciones y requerimientos para su logro. No solo es consumarlo; es satisfacer un programa en tiempo y forma, aun con un limitante de recursos.
Si tenemos claridad en los objetivos y las acciones que debemos seguir ¿Por qué sigue siendo tan alto el grado de frustración de las empresas en nuestro país? Insisto, 8 de cada 10 empresas no logran cumplir sus objetivos empresariales en los primeros 5 años de vida y, 9 de cada 10 emprendedores, no alcanzan cumplir sus objetivos, terminando autoempleados o nuevamente se incorporan a la vida laboral dentro de alguna empresa.
Ejemplo:
Seguramente te has tomado un café en la exitosa cafetería Starbucks. Un día, un estadounidense llamado Howard Shultz viajó a Italia y se enamoró de las cafeterías, tiempo después contactó a unos amigos y viajó a Seattle, se conectó con la pasión que ellos tenían por el café y hoy en día tienen más de 13 mil cafeterías en todo el mundo.
Aquí no termina la historía, cerca del 2006 la marca presentó una caída en sus acciones. En estas fechas Howard Shultz, había delegado sus responsabilidades y la compañía no comprendió la importante labor que el hacía y esta consistía en la responsabilidad de asegurarse que en cada cafetería, cada frappucino, entre otros, se hiciera correctamente y cada gerente de tienda respetara las tareas y responsabilidades para que ésta ofreciera no solo el mejor café, sino también el mejor ambiente para disfrutarlo.
Definir el objetivo qué quieres lograr es solo una parte de la tarea. Invertir tiempo y dedicación en delimitar cuales serán las responsabilidades individuales y colectivas para lograr cumplir con ese objetivo, es otra parte.
“Nadie debería ser nombrado para una posición directiva si su visión se enfoca sobre las debilidades, en vez de sobre las fortalezas de las personas”
Peter Ferdinand Drucker fue consultor y profesor de negocios, tratadista austriaco, y abogado de carrera, considerado el mayor filósofo de la administración del siglo XX.
No somos nuestros objetivos. No somos nuestro equipo de trabajo. El hecho mismo de concretar un objetivo, un equipo de trabajo y las responsabilidades para lograrlo, no nos hará exitosos. Tómate tu tiempo para definirlo con tu equipo y contigo mismo y cuáles serían las responsabilidades, las acciones de seguimiento y evaluación.
Se proactivo en las acciones que van sumando día a día. Escucha las inquietudes y comentarios de tu gente. Medita qué puede salir mal y toma decisiones. No descartes la famosa ley de Murphy (por algo es famosa) “Lo que puede salir mal, saldrá mal”. Anticípate y continúa el hoy por hoy, revisando que las responsabilidades de cada uno de tu equipo se mantengan claras y que el avance a tu objetivo sea progresivo.
Un gran objetivo (general) se constituye de varios objetivos parciales, precisando que resulten viables y medibles.
La receta para tener el mayor porcentaje de éxito en un proyecto es sencilla. Definir lo qué quieres lograr, qué personas necesitas y en qué tiempo. Ya definido el objetivo y el equipo, declarar los objetivos individuales y sobre todo la responsabilidad de cada persona. El grado de responsabilidad con el que cada integrante interactúe con tu proyecto, será en gran medida tu posibilidad de éxito.
Objetivos y responsabilidades claras. Un seguimiento puntual y responsable. Dos elementos que darán a tu desarrollo personal, de emprendedor y empresarial, un empuje feroz a la cumbre de tu objetivos.
El recurso más importante en una organización es su gente. Si bien tu no desperdicias dinero o tiempo, ¿sabes lo caro que resulta que tu personal te haga perder tiempo y recursos por no tener claro su objetivo y responsabilidades?
Piensa en esto, si tu personal lo tiene claro, ¿Visualizas la forma de medirlo? ¿Evalúas el grado en el que tu organización cumple sus responsabilidades? Ir en línea recta es ser proactivo. Y estar alerta de desviaciones es anticiparse al fracaso.